“en este mundo de plástico y de ruido, quiero ser de barro y de silencio”
E. Galeano
LA TIERRA, el material omnipresente que da nombre al mismo planeta que habitamos. Material que ha servido entre otras cosas de cobijo en todas las formas posibles al ser humano.
En todos los continentes un rico patrimonio arquitectónico atestigua el uso de este material como apto para la construcción, acuciando unas bondades en este aspecto difícilmente alcanzables por sus homólogos contemporáneos. Hoy en día, la tierra como material de construcción es utilizada por aproximadamente la mitad de la población mundial, con muy diversas técnicas. Se considera el material de construcción natural más importante y abundante en la mayoría de las regiones del mundo, subrayando algunos lugares importantes como puedan ser Djenné y Bandiagara, Mali o Aït Ben Haddou en Marruecos donde se encuentran algunos de los ejemplos más emblemáticos.
Suele asociarse la construcción con tierra a viviendas pobres de personas con escasos recursos que no pueden acceder a una vivienda digna construida con los estándares de calidad modernos, ciertamente un prejuicio infundado. El crecimiento económico espurio relega formas de vida válidas compeliendo a un avance ciego abocado al desastre. Suele considerarse la construcción con tierra como un retroceso, la vuelta a una época de hambre y penuria, por ello se tilda de construcción de pobres o de zonas económicamente desfavorecidas. No obstante, en los países desarrollados durante las últimas décadas ha surgido un creciente interés por parte de arquitectos e ingenieros investigadores, aplicando las modernas tecnologías en construcción e investigación en el empleo de la tierra cruda para construir así como en el uso de técnicas y sistemas tradicionales. También es creciente el interés en una parte de la población, sobre todo en las nuevas generaciones, sensibles con el problema ambiental y con dificultades para acceder a una primera vivienda: la autoconstrucción es una alternativa más o menos viable y muy asociada al empleo de la tierra como material para construir. Es más, en los países más desarrollados, la gente con poco poder adquisitivo es la que habita en viviendas construidas con sistemas constructivos convencionales y obsoletos como el hormigón y el ladrillo.
Obviamente la tierra es un material abundante, pero sus ventajas trascienden el ámbito de lo económico, añadiéndose ventajas de índole sociocultural (valorización de recursos locales, recuperación de tradiciones populares, trabajo cooperativo…), de índole ambiental (bajo consumo energético y pequeña huella ecológica en el ciclo de vida de las construcciones…) y por supuesto de índole técnica (facilidad constructiva, disponibilidad y abundancia de material, buen aislante térmico y acústico, material ignífugo…) que facilitan al proyectista la justificación del código técnico de la edificación a la hora de incluir este material en un proyecto.
Hay estímulos, sensaciones e instintos que, aunque atrofiados, son innatos en la naturaleza humana. Pese a ser sonidos similares no nos transmite lo mismo el paso de un coche por una autopista que el de las olas del mar… del mismo modo que no nos trasmitirá nunca lo mismo el tacto de un muro de hormigón que el de uno construido con tierra…
Curso sobre técnicas de construcción con Tierra con okambuva, 20 al 24 de febrero de 2017